La OMS describe salud mental como un estado de bienestar en el que el individuo es consciente de sus capacidades, puede afrontar las exigencias normales de la vida y trabajar productivamente y de modo fructífero, y a la vez es capaz de contribuir a su comunidad.
Es muy habitual. La mayoría de las personas evitan ir al psicólogo a pesar de necesitarlo, ya que aún hay muchos prejuicios sociales. Pero la verdad es que una terapia puede ayudar mucho a una persona a sentirse mejor consigo misma y llevar una vida más feliz.
En nuestro centro tenemos como política general que todo paciente debe ser evaluado inicialmente por una orientadora quien determinara si hay un trastorno que amerita tratamiento especializado y descarte la presencia de una enfermedad médica que este generando la sintomatología. De esta manera queda a criterio de la orientadora del centro la indicación de derivación a psicoterapia cuando corresponda.
La principal diferencia es que el psicólogo no puede recetar medicamentos porque no es médico y el psiquiatra en cambio, sí. El psicólogo suele ser más experto en las terapias ante los trastornos mentales no severos. Mientras el psicólogo utiliza el diálogo, el psiquiatra suele utilizar más la medicación para ayudar en la mejoría.